A HONDURAN LIVING IN BELIZE EXPLAINS HER ATTITUDE TO ZELAYA'S ACTIONS ( EX - PRESIDENT )
Posted: 17/07/2009 - 10:44 AM
Author: Maria de los Angeles Rosales
Dear Editor,
This is my response to “Hondurans in Belize.”
RESPUESTA A “HONDURENOS BELICE”:
Sugerir que “los hechos ocurridos el 28 de junio son un grave atentado a la vida institucional de los países en América” y “que los hechos ocurridos en Honduras son un claro reflejo de la debilidad de nuestras democracias” son conclusiones extremadamente simplistas y distan tremendamente de la realidad y verdad. Para llegar a una conclusión objetiva sobre los hechos de esta fecha hay que “ver el proceso y cómo Zelaya estaba violando la Constitución” tal y como lo manifestó el Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga.
Al ser entrevistado por CNN en español y Telemundo, el mismo Cardenal lo explica de la siguiente manera: “El daño empezó el año pasado. Los fondos del FMI (fondo monetario internacional) no llegaron porque no había presupuesto aprobado y lo mismo pasó en 2009 con el BID (banco interamericano del desarrollo) y el BM (banco mundial). El Gobierno de Zelaya se ha sostenido con el dinero de Chávez y ahí está”.
En Honduras no queremos la modalidad “Chavista” de eternizar en el poder, violentando los deseos del pueblo, modificando constituciones a fuerza, de sembrar falsas esperanzas entre los más pobres, haciéndoles creer que el socialismo/comunismo y no el sudor de sus propios esfuerzos es lo que los va a sacar de dicha pobreza.
La “gota que rebalso el vaso de agua” fue precisamente la terquedad de Zelaya de insistir en un referéndum con la finalidad de modificar la constitución para buscar la reelección aún cuando la corte suprema de justicia (CSJ), el fiscal general de la republica y el tribunal supremo de elecciones (TSE) declararon esta intención como ilegal ya que la constitución en uno de sus artículos pétreos, no permite la reelección. Lo cierto es que Zelaya con su actitud anticonstitucional, se convirtió en huérfano político al perder el apoyo del poder legislativo (o sea, el congreso dominado por el mismo partido político que lo llevó al poder), de las iglesias, del comisionado de los derechos humanos, y en realidad del pueblo Hondureño.
Desafortunadamente, en la constitución de Honduras no existe el juicio político llamado Impeachment, nacido en Inglaterra, copiado por Estados Unidos que permite legalmente echar anticipadamente a un gobernante que habiendo sido electo por el pueblo se ha vuelto una amenaza para el Estado y la sociedad. Lo que se hizo no fue lo mejor, pero la Constitución no da una salida como la descrita. Por eso en Honduras se habla de sucesión constitucional y no golpe de estado.
Hoy por hoy en Honduras no hay un tan solo militar ocupando cargos públicos. La Constitución y las leyes de Honduras se continúan aplicando y respetando. En Honduras el Poder Judicial y el Poder Legislativo operan normalmente, sin ninguna interferencia. En Honduras, a los simpatizantes de Zelaya y a la ex primera dama, se les respeta sus derechos constitucionales de manifestarse pacíficamente. Esto es autentica democracia y no la de Zelaya que proponía un modelo político envuelto en petrodólares y cuya envoltura era un atentado contra el estado de derecho.
Aún si en teoría, aceptáramos lo ocurrido como un golpe de estado y por lo tanto erróneo, imponer, como el mundo pretende, a un presidente que claramente ya no cuenta con el apoyo ni la confianza de la mayoría de la sociedad Hondureña no es la solución. Indudablemente, esto seria un error ya que los pilares de la democracia exigen el respeto a la voluntad de la mayoría y el derecho a la autodeterminación. ¡Dos errores no hacen un acierto!
Exigir que Honduras reintegre al ex presidente Zelaya para garantizar a nivel mundial nuestro compromiso con la democracia, es no querer entender la gallardía de un pueblo, que tuvo la valentía de decir basta. Ya no vamos a tolerar a un presidente que no respeta los poderes independientes del estado y que con su demagogia y retórica abusa del nombre del “pobre pueblo” para fines dictatoriales y de continuidad.
Honduras ha aplicado el sistema de peso y contrapesos, demostrando que la teoría de Montesquieu sigue siendo válida, que ningún poder está por encima de otro y que ningún presidente puede violar la constitución impunemente.
RESPONSE TO “HONDURANS IN BELIZE”
To suggest that “the acts that happened on the day of Sunday, 28 of June, are a serious attack to the institutional life of the countries in (Central) America” and that “the things that happened in Honduras are a clear reflection of the weakness of our democracy” are extremely simplistic conclusions that couldn’t be further from reality and the truth. To make objective conclusions with regards to the events of that date you have to “see the entire process and how Zelaya was violating the constitution” as expressed by the Cardinal Oscar Rodriguez Maradiaga.
In interviews with CNN in Spanish and Telemundo, the Cardinal explained it as follows: “The damage began last year. The moneys from IMF were not sent because there was no approved budget and the same thing happened in 2009 with IDB and the World Bank. Zelaya’s government had been maintained with Chavez’ money, and there it is.”
In Honduras we do not want the Chavez style of seeking perpetual power, violating the wishes of the people, modifying constitutions by force, sowing unrealistic hopes among the very poor, making them believe that socialism/communism and not their hard work is what is going to pull them out of such poverty.
The proverbial straw that broke the camel’s back was precisely Zelaya’s stubborn insistence on carrying out a referendum with the final objective of modifying the constitution so that he could seek reelection even when the supreme court of justice, the attorney general, the supreme elections tribunal, had declared such an act illegal as the constitution, in one of its petrous articles, does not allow for reelection.
The fact of the matter is that Zelaya, with his anti-constitutional attitude, became a political orphan when he lost the support of the legislative body (i.e., the congress in which his political party holds the majority of votes), the churches, the ombudsman and in reality, the great majority of Hondurans.
Unfortunately, the Honduran constitution does not address impeachment procedures which originated in England and were subsequently adopted by the U.S., which legally allow for a president to be removed when, even after having been elected by the people, he becomes a threat to the state and society. What was done was not the best of situations, but the constitution does not allow for a solution as described above. That is why in Honduras the term constitutional succession is used instead of coup d’etat.
Today in Honduras, not a single military officer holds public office. The constitution and laws of Honduras are being applied and respected. In Honduras, the judiciary and legislative are functioning normally without outside interference. In Honduras, Zelaya’s sympathizers’ and the ex first lady’s constitutional rights to protest peacefully are respected. This is authentic democracy as opposed to Zelaya’s version, which proposed a political model sugar-coated with petro dollars and which was a threat against the rule of law.
Furthermore, even if hypothetically we were to accept the facts as a coup d’etat, and hence as a “wrong”, to impose, as the world pretends, a president who clearly no longer has the support of the majority of the Honduran society, is not the solution. Undoubtedly, this would be a “wrong” as the pillars of democracy demand respect for the will of the people and the right to self determination. Two wrongs do not make a right!
To demand that Honduras reinstate Zelaya to guarantee internationally, our commitment with democracy, is to not understand the gallantry of a people who were brave enough to say enough is enough. We will no longer tolerate a president who does not respect the independent powers of a democratic state and who, with his demagogic rhetoric, abuses the name of the “poor people” to achieve dictatorial continuity.
Honduras has applied the check and balance mechanism, proving that Montesquieu’s theory is still valid in that no power (legislative, judiciary, executive) is above the other and that no president has the right to violate the constitution with impunity.
Maria de los Angeles Rosales
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment